Saturday, December 21, 2013


Todo eso…
 
                                               A ustedes dos, por darme la mayor de las alegrías en el momento más inesperado.
 
Llueven buenas noticias
Me entero de tu llegada
Llueven miradas y risas
Eres la más esperada.

En esa primera impresión se tensan nervio y garganta
Tiembla un poco la voz y se entrecruzan las miradas.
Clavamos ojos en par sobre esa prueba incierta.
Procreamos rostros incrédulos frente a esas barras maestras.

Un artefacto plástico parece determinarlo todo.
Del antes al después y nuestra palidez en los rostros.
Se asoma un terror, que no es como cualquier otro
Es grandioso y espeluznante… créeme lo sabemos nosotros.

Llueven buenas noticias
Me entero de tu llegada
Llueven miradas y risas
Eres la más esperada.

Siguen cayendo los segundos y el suelo se levanta.
Ves toda tu vida pasar en un instante que se apaga.
Surgen proyectos sobre proyectos, ideas sobre el futuro
Que de un segundo a otro parecen caer en desuso.

Volvemos a la fase uno,
Mirada sobre mirada, suspiro sobre suspiro.
Es el despliegue de la ilusión
Pero yo aún no lo calculo.

Llueven buenas noticias
Me entero de tu llegada
Llueven miradas y risas
Eres la más esperada.

Comienza a aclarar el panorama
Y se me llenan los ojos de risa.
Al verte incursionar a la vida
Se me olvida tanta desidia.

Es el monumento a la grandeza suprema
Donde se funden dos amores en una sola promesa.
Solidaridad, respeto y amor
Educación, valores y gesta.

Hemos triunfado una vez más
Hemos creado lo más hermoso.
Ese es el fruto del amor
Que hoy camina entre nosotros.

Llueven buenas noticias
Me entero de tu llegada
Llueven miradas y risas
Eres la más esperada.

 

Por. Víctor A. Meléndez
25 nov 2013

 

 

Saturday, September 14, 2013

De lo risible a lo trágico… un paso es

Un día cualquiera, como cualquier otro, surgieron esas contradicciones diarias que a nadie asombran. Un día cualquiera como el 6 de septiembre de 2013 se para un hombre negro de semblante imponente y con voz convincente y habla en beneficio de la humanidad. En su discurso urge a sus conciudadanos a entender la magnitud de la situación  pero sobre todo invita a sus compañeros de juego a una singular ocurrencia. 

          Señala, este respetable señor, que en algunas ocasiones la mayoría no tiene la razón, que cada cual debe tomar decisiones trascendentales y distanciarse, en la medida de lo posible, de los “saberes populares”. Esos saberes vulgares y pueblerinos que sólo en contadas ocasiones ofrecen información útil para los individuos importantes. Un consejo muy útil, en dependencia de dónde provenga. 

Invita, este ilustre caballero de la justicia, a que se violente un acuerdo fundamental de las sociedades democráticas.

¿Qué tal si olvidas la voluntad de tus constituyentes y piensas en lo que es mejor para América? Dice, como suelen decir algunos “americanos”, al referirse a su país y por añadidura al resto del mundo.

Acto seguido prosigue a invitarnos a no olvidar la importancia de las guerras mundiales, como para añadir fuerza a su planteamiento salvador, situación que no deja de insultar mi integridad moral y cívica y me obliga a contestarle.
 

 ¡Cierto es señor presidente de los Estados Unidos de América!… ¡Cierto es!

No podemos olvidar las primeras dos guerras mundiales. Tampoco podemos olvidar la posibilidad de una tercera a juzgar por la irresponsabilidad de sus acciones. Está prohibido olvidar, por añadidura, el uso de agente naranja sobre nuestras tierras. Es prohibido olvidar las múltiples pruebas con sífilis y otros bienes sobre poblaciones de América Latina. Esto sin contar los golpes de estado.

Por supuesto, tampoco podemos olvidar que los países democráticos obtienen su poder de la voz mayoritaria.

No olvidemos, por supuesto, que la democracia representativa es, ¡eso mismo! Un modo de organización política en el que aquellos elegidos por la mayoría tienen el deber fundamental y básico de responder en favor de los intereses de aquellos a los que representan. No olvidemos tampoco, que fue usted recipiente, hace unos años atrás, del Premio Nobel de la Paz. Premio que se verá seriamente comprometido y tal vez manchado de sangre tras una intervención unilateral a la que se opone gran parte del “saber popular”. No olvidemos tampoco que el conflicto de Siria no es nuevo, que en el pasado había muerto gente pero les hacía falta una excusa de intervención. No olvidemos, además, que son los EE.UU una excelente fábrica de “excusas” cuando del interés nacional se trata. Interés que en muchas ocasiones no tiene tanto de nacional puesto que no va a las par con el del resto de la nación.  En definitiva, no olvidemos qué es la política y qué es la democracia. Y en caso de que nunca lo hayamos tenido claro… ¡clarifiquémoslo!


Clarifiquemos que bajo todo régimen democrático la soberanía recae sobre el pueblo, sobre los constituyentes. Sobre esas personas que por una u otra razón han delegado su poder en manos de aquellos que se hacen llamar "capaces". En otras palabras, el discurso del presidente resulta en un abierto atentado contra toda ética de gobierno democrático. Un atentado contra sus constituyentes, contra el mundo y contra la conciencia. Es una burla al poder ciudadano que redunda en el enaltecimiento de la mentira en aras del interés de unos grupúsculos. Unos grupos que viven del capital, de nuestro sacrificio y de la ignorancia. Por eso, ante este escenario deberíamos comenzar por  preguntar. ¿Hasta cuándo?... Seguido por un pensamiento transformador...
 
Escrito por: Víctor A. Meléndez

Thursday, September 12, 2013



 
La magia de la despolitización

 
 "Soberanía y estado civil están pasando a ser gobierno efectivo y poder arbitrario: la mayor parte de los instrumentos y técnicas de control social se reproducen ya sin una base última de apoyo, garantía o incluso consentimiento popular. El fenómeno se conoce, entre otras fórmulas, como distanciamiento entre clase política y sociedad, como desafecto."
- Oriol Farrés Juste

Hace escasamente unas horas leí un fabuloso comentario en una red social en el que una colega descargaba su odio acérrimo contra el gobernador puesto que éste andaba “politizando” la celebración de la victoria de nuestra selección en el torneo de clasificación al mundial de baloncesto. Fue un comentario interesantísimo aunque, tristemente, nada fuera de lo común en Puerto Rico donde todo aquello que huele a política resulta ser un problema de grandes proporciones.

En primer lugar, considero apremiante reflexionar sobre el hecho de entender como negativo el gesto de “politizar” algo. A decir verdad pienso que deberíamos ir un poco más atrás y cuestionarnos ¿qué es eso de politizar una situación?
 
Politizar, según la RAE (Real Academia Española) significa:
 
1. Dar orientación o contenido político a acciones, pensamientos, etc., que, corrientemente, no lo tienen.

2. Inculcar a alguien una formación o conciencia política.

Al observar las definiciones parecería que el dilema está resuelto ya que es evidente que no existe necesidad alguna de atribuir significados ni contenidos político partidistas a actividades que no lo contienen. Esta premisa, naturalmente, es engañosa.
 


Reflexionemos un poco sobre estas disposiciones. Es necesario atender algunas consideraciones sobre el hecho de la politización. En la definición ofrecida se habla de orientación y/o contenido político lo que nos invita a cuestionar, en efecto, qué es eso de contenido político.
            
          Recordemos que la política no se reduce a la descripción vulgar y comúnmente conocida del escenario “político-partidista puertorriqueño”. Donde unos individuos con presencia medianamente aceptable se enfrascan en batallas que, en muchas ocasiones, no tienen sentido y terminan por derrumbar cualquier interés político en el electorado. En cuanto a política me refiero a todo acto relacionado al ejercicio del poder. A base de esta definición es posible encontrar política en las relaciones de pareja, en el diálogo entre profesores y alumnado y en las relaciones entre empleados/as y empleadores/as entre muchos otros ejemplos. El poder se encuentra en todas las esferas de la vida del ser humano, y por consiguiente también lo hace la práctica política.

Existen relaciones políticas entre padres e hijos/as, entre compañeros de trabajo, entre policías y ciudadanos/as, en fin, entre todo el mundo. A esta situación se le añade la gestión gubernamental, dominada por los partidos y actores políticos pertenecientes al aparato de dominación. Éstos, que a su vez se encuentran estrechamente relacionados a otros actores como los grandes empresarios, narcotraficantes, bonistas y grupos religiosos a los cuales les deben gran parte de su poder. Una gestión que no deja de ser política pero que sin embargo a pocos parece inquietar.

Ignorancia2


En sintonía con el planteamiento en cuestión resulta necesario preguntar: ¿Si todo lo que hacemos está relacionado al poder, a las ideologías político-económicas y al interés cultural por qué deseamos extirparle el matiz político a las actividades sociales? El deporte, como toda actividad social, abraza el contacto entre individuos y constituye una actividad comunicativa multifactorial donde el poder, nos guste o no, siempre está presente. En cualquier diligencia que involucre competencia, donde existan rivales o puntos encontrados la política siempre estará presente.

A esto habrá que añadir que nuestra selección ha participado en el torneo gracias a la gestión de diversas agencias gubernamentales y/o auspiciadores, situación que se torna evidentemente política.
 

En otras palabras, es necesario romper con el mito de que la política es “mala”. Es imprescindible condenar  y demoler esa aura ficticia que, muy hábilmente, han creado tanto los mismos políticos como los medios de comunicación con la que pretenden desvincular al ciudadano promedio de “la política”. Es necesario abolir esa noción de que la “política real” es para “los políticos” y comprender de una vez que todo lo que ocurre en nuestro entorno es de naturaleza social, económica y por supuesto... ¡Política!

 
Según Aristóteles el ser humano es un animal político, necesita de los demás y se relaciona con éstos a través de la gestión del poder. Entonces, cómo es posible que creamos que el poder y “lo político” no forman parte de todas las esferas de convivencia. Es muy penoso que se visualice de forma negativa la politización de la vida máxime cuando su “despolitización” conlleva a la apatía, a la ignorancia y a un interés genuino por desinteresarse por la toma decisional.

 
Escrito por: Víctor A. Meléndez
 

 

·         Farrés Juste, Oriol. (2010): “El trasfondo económico de la ciudadanía”. En Democracia sin ciudadanos: La construcción de la ciudadanía en las democracias liberales, Camps, Victoria (ed). Editorial Trotta, Madrid, 2010.

 

 

 

 

Tuesday, September 10, 2013

¿En dónde estacionamos nuestra humanidad?


      Recuerdo que cuando era un poco mas joven de lo que soy ahora, mis padres y yo nos pasábamos paseando los fines de semana. Saliendo a comer, viajando a otros países, disfrutando de la compañía de amistades, familiares y compañeros(as) de trabajo y/o escuela. Muchos de los momentos mas bonitos estaban fundamentados en el acceso económico que tenían mi padre y mi madre, en los valores que me habían inculcado y en parte, a que el progreso tecnológico tenía implicaciones dirigidas al entretenimiento sano y no a un enfoque mecanizado del ser humano.

        Sin embargo, pasa una década y el aspecto sociocultural de las nuevas generaciones comienza a cambiar. Se nos dificulta comenzar una conversación con un(a) extraño(a), mirar a los ojos de la persona con la que conversamos, hablar de nuestras emociones y/o de los problemas que enfrentamos a diario. Ahora lo escribimos, lo manipulamos, lo compartimos y lo olvidamos. Todo funciona en instantes. Instantes tecnológicos, computarizados, virtualmente distantes de nuestra realidad. Nos creemos todo lo que leemos, citamos "estudios" e "investigaciones" como si fueran trabajos empíricamente revisados y con utilidad para la humanidad.

      Nos convertimos en opiniones. Se nos hace más fácil decir lo que pensamos utilizando un teclado que enfrentar a otro humano.  Las pantallas televisivas han hipnotizado a nuestra población envejeciente mientras que las pantallas computarizadas van ocupándose de las generaciones nacientes. Dejamos en el olvido el hecho de que somos seres vivientes, que nuestra naturaleza nos pide comunicarnos, sentirnos, tocarnos, escucharnos. 




      ¿En dónde estacionamos nuestra humanidad? 

      Todavía lucho contra la concepción de que se nos haya olvidado salir a la calle, jugar escondite, correr bicicleta, patineta o patines, salir a la playa los fines de semana, cenar con la familia en una mesa y no frente a un televisor, criar con deportes, arte, música y enseñar nuestra historia puertorriqueña a nuestros/as estudiantes e hijos/as. Tener ganas de ser alguien más que un ciudadano, de no rendirnos frente a situaciones difíciles, de poder luchar por lo que creemos que esta bien o que esta mal. Aprender a ser compasivos y empáticos con nuestros/as amigos/as, hermanos/as, conocidos/as y desconocidos/as. 

      Podría ser que mi extrema obsesión por observar los cambios que da la vida me ha contagiado con una realidad que ya no volverá. Pero siempre añoro los momentos en que llegaba a casa con las medias blancas de color marrón por haber jugado en el fango, o con las rodillas peladas porque me caí corriendo mientras llegaba a la "base" de "pillo y policía" o "chico paralizado". O tal vez, se me olvidó lo que significaba dar un abrazo o un beso que no fuera para saludar o despedir a un/a ser querido/a. 




      Definitivamente puedo decir que todo cambia, que los recuerdos permanecen y que aprendemos de algunos errores mientras que otros los ignoramos. No obstante, sería triste que llegue el día que mis futuros(as) hijos(as) (si es que algún día tengo) y/o futuros(as) nietos(as) solo conozcan lo que es sentir el amor a través de una pantalla. 






                    Escrito por: Abram Fuentes Sumaza
                    
                






Wednesday, August 28, 2013

El cheesecake en Macondo


“Cuando el infierno son los otros, el paraíso no es uno mismo”
-Mario Benedetti

Un día como el 28 de agosto de 2013, cuando se debaten temas tan importantes como la intervención militar en Siria o las vistas públicas para la gestión de un plan decenal de educación puertorriqueña, surge un acontecimiento aún más significativo. La apertura de un local muy autóctono, necesario e indispensable para el desarrollo vital y humano del pueblo de Puerto Rico. Un lugar tan y tan importante cuya finalidad última es… ¡vender cheesecake! 

Ante este esperado acontecimiento, como no podía faltar, salen a la calle todos estos individuos que no tienen mucho que hacer, sea por las razones que sean, para plantarse en una cola de cien personas con el objetivo de deleitar tan inusual postre azucarado. 

Es alrededor de las diez de la mañana cuando debajo de ese sol, característico de nuestra isla, se  sitúa una hambrienta centena de personas, listas y preparadas para lo que sea. Listas para echar el resto y hacer lo que haya que hacer para probar ese escaso bien llamado cheesecake. 

En ese momento, cerca de las 10:40 am, cuando la ansiedad aprieta y los ánimos se caldean resuenan los primeros  “¡Eh! Esa gente se está colando” seguido por un “¡Si yo llevo aquí desde las ocho de la mañana!”.  Acto seguido suena un “¡Muévete, muévete o te saco!” “No, yo de aquí no me muevo”.  

En medio de todos estos dimes y diretes no puede evitar uno recordar aquella frase célebre que nos cuestiona… ¡¿Qué nos pasa Puerto Rico?!

Esa interrogante se queda en mi cabeza haciendo un eco increíble. Un sonido tan molestoso que al final me obliga a expresar lo que llevo dentro. ¡¿QUÉ NOS PASA PUERTO RICO?! Pues yo te voy a decir lo que nos pasa…

Nos pasa que en un día tan importante como hoy, o como cualquier otro, la excelentísima prensa de este país dedica un espacio para informar sobre la apertura de una tienda, de un “espaciecito” del mercado y las situaciones tan penosas que allí se dan. Tenemos una prensa que en vez de dedicar una mayor cantidad de tiempo a informar sobre acontecimientos internacionales - ¡que sí son pertinentes! - prefiere deleitarnos con el circo acéfalo-cívico de algunos de los integrantes de nuestra sociedad.

A esto se le añade el carácter tan vulgar, irracional y pobre de algunos ciudadanos de este país. Recordemos, por favor, que cuando se vive en sociedad es necesario acordarse que el civismo, la cordialidad, el respeto, la empatía y la responsabilidad son valores deseados por todos los seres humanos… Bueno por lo menos por aquellos que deseamos vivir en una sociedad medianamente saludable. Aunque claro está, los medios de comunicación, el mercado y el fomento sistemático de la individualidad nos han distanciado del principio fundamental de la convivencia social que es, en última instancia,  sobrevivir.

Y para sobrevivir y más importante aún, vivir bien, nos resultan indispensables estos valores tan fundamentales que, por desgracia, nos cuesta tanto practicar mientras hacemos una cola.
  
Tal vez por aquí deberíamos empezar. Antes de entrar de lleno a echar culpas al mercado, a los medios, al trabajo y la enajenación, tal vez deberíamos pensar un poco en cuáles son las expectativas de sociedad que tenemos. ¿Qué deseo a portar a mi país? ¿Qué espero yo de mis conciudadanos? ¿Qué les puedo ofrecer yo a ellos? Y sobre todo ¿Qué estoy dispuesto/a  ceder por el bienestar general?  

A esto se le pueden añadir interrogantes dirigidas al conocimiento propio como por ejemplo: ¿Cómo me siento ante la situación actual del país? ¿Cuál es la situación actual de mi país, de mi familia, de mis amigos? ¿Cómo contribuyo yo a esto? ¿Cómo puedo mejorar lo que percibo como erróneo?

Si reflexionamos y empezamos por hacer éstas preguntas seguramente daremos inicio a un debate personal que podría abarcar las esferas más influyentes del ámbito social. Un debate que a muchos les vendría bien y que tal vez a unos cuantos les desagradaría enormemente. Un intercambio de ideas que esté dirigido a darle forma a esta masa amorfa que llamamos país. Un punto de partida para construir... desde adentro.

Escrito por: Víctor A. Meléndez 



Alarma y reinicio...

 Alarma y reinicio…


Hablando del decrecimiento, de otros planes, otras metas.
De otra forma de vivir y organizar nuestras agendas.
De cómo eliminar, a las súper compañías
Adheridas a nuestro vivir como una gran calcomanía.




A ese interés económico que nos distancia del ambiente,
Que nos enajena del saber y de todo ser viviente.
Nos creemos capitanes de una gran embarcación,
Aunque aún no conocemos dónde se encuentra el timón.


No  podernos organizarnos justamente entre nosotros,
Y queremos decirle al “nature” lo que haremos con su logro.
Queremos gobernar lo ingobernable, dominar lo indomable
Es la madre naturaleza quien nos abofeteará en grande. 




Se nos reirá de frente y nos apartará de un soplo,  
Nos mirará de reojo y por encima del hombro.
Seremos aquellos ingenuos que quisimos controlar todo
Inventando un sistema ficticio para dominarnos unos a otros.


Seremos los ingenuos del mundo, los atrevidos ostentosos
Los que se paseaban por la vida con ínfulas de dioses poderosos.
A los que la naturaleza un día les apagó la lucecilla   
Para que no osaran confundir el oro con la mirra.


 


Así se acabará la historia del animal más revoltoso
El que inventó la violencia y el mundo quemó a trozos.
Aquel único fósil del animal más despiadado
El que creó un mundo mental y se distanció del que ya estaba creado.



               Escrito por: Víctor A. Meléndez