Crónicas de una “cogía e pendejo”
Estimado lector, por si acaso, este es el resumen del
resumen, del resumen de cómo a lo largo de la historia nos han cogido de
pendejos como pueblo. Seguramente, habrá muchos ejemplos que se quedarán en el tintero,
pero desafortunadamente en la vida no hay tiempo para discutir todo. No
obstante, si bien es cierto que reconocer esta realidad puede ser doloroso o
incluso hasta vergonzoso, podemos consolarnos en el hecho de que eso se acabó.
Y que el próximo que venga a “güirear” la va a pasar mal. Si no pregúntenle a
Ricky y sus secuaces. Bueno… ahora a lo que vinimos.
Desde el comienzo de nuestra historia a los
puertorriqueños nos han querido coger de pendejos. Fíjese usted, cuando
llegaron los españoles, vinieron en sus embarcaciones, con sus armas y con su
sed de oro y riqueza. ¿Y qué pasó? Nos dijeron: Tranquilos que todo va a
estar bien. ¿Y que pasó? ¡Que nada estuvo bien! Primero, arrasaron con los indios
taínos y no conformes con esto mandaron a buscar gente a África y cuando
estos se pusieron con guaperías también arrasaron con ellos. OJO, nótese cómo
en los libros de historia nos repiten cómo los indios eran unos pendejos y se
creían que los españoles eran dioses. Y, no olvidemos cómo se omite que los
negros se rebelaron un montón de veces, para así también hacerlos pasar como
unos pendejos. En otras palabras, es como si el fundamento de nuestra sociedad
estuviese basado en la pendejería.
No obstante, luego, cuando los criollos
empezaron a creerse gente distinta a los de la metrópoli estalla la guerra
Hispanoamericana en la que EE.UU zurra a los españoles y en 1898 llegan a la
isla disparando flores. En ese momento a muchos les vendieron el cuento de que
los yanquis eran la cuna de la democracia y que eran la nueva cara de las
relaciones internacionales. Eran los yanquis el estandarte de la libertad.
Mientras tanto, Betances en el exilio afligido cuestionaba: ¿Qué les pasa a
los puertorriqueños que están pendejos y no se rebelan? El asunto es que
Betances lo había visto claro porque, como de costumbre, de lejos se ven mejor
las mentiras. No hicieron más que llegar los yanquis y empezaron los gobiernos
militares y el trato excluyente. Es como que: te traigo la democracia a pescozones.
Empezó la persecución de los que se creían puertorriqueños, la persecución del
lenguaje y de lo que sea que fuese la identidad nacional. Era como una casería
de brujas mezclada con los compontes españoles, tú sabes. La cuestión es que el
yanqui se dio cuenta que el puertorriqueño promedio era problemático, que no se
dejaba, que mantenía sus tradiciones y seguía hablando español. Yo creo que eso
era lo que más le jodía y le jode a estas alturas. Porque, cómo puedes someter
a alguien que pasa de tu simbología e ideario construido a través del lenguaje.
Pues para hacer el cuento largo corto, para la década del
treinta la cosa se empieza a complicar aún más porque nace toda una generación de
escritores que definen lo que es ser puertorriqueño y todo lo que eso
conlleva en relación con la patria y esas cosas. A esto se le suma un señor
llamado Pedro Albizu Campos que era un liante, o sea que armaba lío y se
convirtió en un verdadero “pain in the ass” para los yanquis. Este señor
era un problema porque decía que a los yanquis había que darle plomo porque no
respetaban la patria. Y el que no respeta a la patria no respeta ni a su madre.
Y nadie quiere ser pana de quien no respeta ni a su madre. Por lo tanto, en ese
ambiente convulso pues al yanqui y al gobierno local no les quedó más remedio
que mandar a callar a todo el mundo y pasaron la Ley Mordaza del 1948. Esta
decía que: Aquí no se habla mal de los yanquis, ni del gobierno, ni del
colonialismo. En otras palabras, era la manifestación máxima de la libertad
de expresión que trajo el águila a los puertorriqueños. Qué sucede, después de
acabar con Don Pedro, tras torturarle y vilipendiarle, el 25 de julio de 1952 se
establece la Constitución del Estado Libre Asociado de Puerto Rico. Un proyecto
de ley aprobado a través del congreso de los Estados Unidos, firmado por par de
gente incluido Luis Muñoz Marín y que define el engranaje jurídico-político de
Puerto Rico.
OJO, en esta última oración hay muchas cosas que
suenan raras… vamos a ver. El 25 de julio es una fecha que tiene lo suyo.
Porque ese mismo día en el 1978 ocurre una de las encerronas míticas que
despertó gran indignación en la gente. Lo del Cerro Maravilla fue uno de esos
intentos en los que nos quieren meter miedo y coger de pendejos a la misma vez.
Fue una movida para recordarle a la gente que el Estado manda y ejerce
violencia sobre quien quiera y no puedes hacer nada al respecto. Pues así, el
25 de julio del 1952 se constituyó como el día en el que, en efecto, te
quisieron coger de pendejo y no pudiste hacer nada. Ese día nos presentan una constitución
que, si bien es cierto que tiene más derechos civiles que la yanqui, contiene
una letra pequeñita donde se mantienen intactas clausulas territoriales
coloniales y comerciales vinculadas a las leyes Foraker y Jones. Tú sabes, esas
leyes que dicen que los boricuas somos propiedad de los yanquis y podemos
comerciar a través de los yanquis y que no nos dejan hacer el tipo de cosas que
solo pueden hacer los países de verdad.
Entonces, lo más duro es que nuestra constitución, que
es el documento fundacional del país, es al mismo tiempo el yugo que restringe
nuestro crecimiento y autodeterminación. Así Luis Muñoz Marín nos miró a la
cara y nos dijo que éramos un Estado Libre Asociado. ¡MIRE LOCO! ¡NO SOMOS NI
ESTADO, NI LIBRE, NI ASOCIADO! Esa es la mayor cogía de pendejo de la historia
del país. Primero que no somos estado porque no somos ni estado de la unión yanqui
ni mucho menos un Estado soberano que se manda así mismo. Si no me cree mire la
determinación del caso Sánchez Valle. Por otra parte, de libre no tenemos mucho
porque si no podemos comerciar con quien nos dé la gana pues poco se puede
hacer. ¿Alguien se acuerda de aquella vez que le quisimos comprar arroz a los dominicanos,
pero la FDA nos dijo que no porque no era saludable y luego nos lo vendió Monsanto?
Otra cogía de pendejo más.
Bueno y en cuanto a la asociación no sé qué les
parecerá nuestra asociación con los yanquis. Cuando tu economía genera billones
para la economía de ellos mientras recibes menos de una cuarta parte de lo que
das eso no suena a una asociación. ESO ES UN DESFALCO. En definitiva, el pan,
tierra y libertad se ha ido quedando corto, sobre todo luego de la operación manos
a la obra. Ese proyecto de desarrollo de país que basó el progreso de Puerto
Rico en todo menos en el desarrollo interno de Borinquen. Fue el capital extranjero,
las empresas foráneas, las exenciones contributivas y el posterior nacimiento
del Estado asistencial lo que dieron forma al país que tenemos hoy día.
Entonces la gente dice: no, pero ¿dónde estaríamos sin
ella, sin los yanquis? Pues de lo más bien. ¿No estuviste sin los yanquis después
de María y con un gobierno corrupto encima? Bueno eso es otro tema, el asunto
es que la pelaera que evidenciamos hoy día es producto de las decisiones
de una gente que dijo: vamos a montar un país para que lo goce otra gente.
Ven acá, se supone que Puerto Rico es
para los puertorriqueños. ¡Pues no! Puerto Rico es para los inversionistas,
para los panitas, para los contratistas, los políticos, los güireros y los
turistas. De hecho, el problema con Puerto Rico es que está lleno de
puertorriqueños que hablan español, son parceleros y bailan reggaetón frente a
la fortaleza. No obstante, vamos a ceñirnos a la historia y a la cronología que
si no se forma el despelote.
Después de pasarnos gato por liebre con la constitución
pues hubo gente que no quedó convencida. Particularmente los del partido
independentista. Ellos decían que la constitución era colonial y constituía un atropello
contra el pueblo de Puerto Rico. Y en eso tenían razón, no obstante, según pasaron
los años el independentismo fue perdiendo fuerza (por muchas razones) Y aquí es
donde conviene prestar un poquito de atención porque llegamos a la era del
penepeismo. Cuando viene don Luis A. Ferré y dice que nosotros debemos ser
parte de la gran nación. Claro, como El Boot Strap Op se estaba yendo al garete
pues había que darle cuerda al muñeco con otro embuste. ¡VAMOS A SER PARTE DE
EE.UU! Chico así no… con eso no se juega.
El problema es que la gente se lo compró y a partir de
ahí la vida se ha dividido entre rojos y azules porque los independentistas son
unos antisociales que no quieren convivir con nadie y desean existir en
soledad. El independentismo murió por muchas razones, pero la más importante fue
el miedo. El asunto es que a nosotros lo que nos han metido es miedo. Miedo a
la soledad, miedo a la autodeterminación, miedo a no tener fondos federales,
miedo a la (des)dolarización, miedo a existir jurídicamente ante la comunidad
internacional. En definitiva, nos han metido miedo a ser nosotros mismos. El
miedo a echar pa adelante, el miedo a ser como Cuba, el miedo a terminar
como Venezuela, el miedo a ser una república. Eso mi gente es
oooootra cogía de pendejo más. Vamos a ver, ¿los EE.UU sigue un sistema de
gobierno de qué tipo? RE-PU-BLI-CA-NO… Si, republicano, eso para empezar, como
la mayoría de los países del llamado primer mundo. Por otro lado, Cuba y
Venezuela… ¿Qué pasa con ellos? ¿Son el cuco? ¿Son leprosos? No, son
socialistas-comunistas y responden a una tradición ideológica distinta y
severamente condenada por los yanquis. ¿En Puerto Rico triunfó el comunismo o
el socialismo? No, pues mantenga la calma, que igual hay cosas de esos
regímenes que deberíamos emular… pero ese es otro tema.
La cosa es, y perdonen el desfase, que bajo el
penepeismo figuras como Carlos Romero Barceló y Pedro Rosselló alias el Mesías
prometieron la panacea. Vamos a ser más yanquis que los yanquis decían.
El problema es que votación tras votación, referéndum tras referéndum ha pasado
lo mismo que pasó con la unicameralidad. NADA. Los yanquis dicen que no sabemos
lo que queremos, los populares no están de acuerdo con las fórmulas de estatus
y pelean, los penepes dicen que van a traer la estatidad y los meten presos por
corruptos. En definitiva, la pequeñez del debate político en torno al estatus
ha llegado hasta niveles absurdos precisamente porque eso es lo que busca la
clase política. Ellos juegan a que pase el tiempo, a que no se logre nada para
poder seguir guisando bajo sus respectivas formulas de progreso. El partidismo
que vive el país está fundamentado en la idea de que el país se creará de
afuera hacia adentro en función de la fórmula de estatus que nos den. Y el
problema es que el país se forma de adentro hacia afuera. Eso es lo que nos ha
recordado María. Dentro de todo el sufrimiento colectivo, el dolor ante la pérdida
de seres queridos y la rabia frente a la mediocridad de Rossellito hijo. María
nos ha recordado que aguantamos, que resistimos y que sabemos discernir lo que
es bueno versus lo que es dañino. Y no hay nada más dañino para un país que una
clase política que se cree impune y que vive de las esperanzas de la gente. Una
clase política que se ríe del sufrimiento de su pueblo. Eso va tanto para el PPD,
el PNP y el PIP. Ustedes han perdido el favor de sus constituyentes porque no
trabajan para ellos sino para su burbuja ideológica cuya prioridad es el guiso
y el fondo electoral. ¿Cuál es su problema? Que la gente ya les vio la cara. ¿Cuál
es nuestro problema? Que no hay caras nuevas y tenemos que abolir el
partidismo.
Ese es el reto real para estos nuevos tiempos…No obstante, a partir de este 25 de julio de 2019 hemos escrito una nueva página en la historia del país. Y le hemos enviado un mensaje claro a la clase política. Somos muchos y no nos vuelven a coger de pendejos.
En el próximo
escrito hablaré más sobre cosas que podemos hacer para construir un país
diferente. Yo las soltaré a ver qué les parecen y si merece la pena intentarlo.
Mientras tanto compartan este escrito, comenten, critíquenlo. En fin hagan lo
que quieran que es para eso.
Víctor A. Meléndez
Nota: Por favor no se olvide la acumulación sostenida de deuda pública para el enriquecimiento sostenido de los panitas. Ojo, esto evidencia una pobre cultura administrativa y patrones conductuales que tienden a la degeneración moral y política. Sin contar que es una cogía de pendejo monumental para los constituyentes. No lo he planteado aquí por razones de tiempo y espacio pero considero que es un tema más que evidente en nuestra realidad socio-política. Y si esta deuda se auditara, seguramente, saldríamos de toda la clase política y haríamos la revolución democrática. No obstante, reconozco que hay que ir poco a poco siguiendo pasos de bebé para no caernos tan rápido.